lunes, 27 de mayo de 2013

Vacunas Y Autismo


 “Aunque la evidencia científica indica que las vacunas no producen autismo, una tercera parte de los padres aún manifiestan esa inquietud. Y, uno de cada diez padres se  resiste o retrasa las vacunas de sus hijos, porque entienden que eso es más seguro que seguir las recomendaciones de los expertos de los Centros de Control de Enfermedades CDC”, (Journal of Pediatrics 29 de marzo/2013. Comunicación del Children´s Hospital Medical Center, Cincinnati, OH.)
 “Son demasiadas vacunas las que se administran un solo día y es enorme el número de vacunas que debe recibir un niño en sus primeros dos años de vida”.

Frank De Stefano y colegas de los CDC analizaron 256 niños que padecían del síndrome de espectro autista y 752 niños sin éste problema nacidos entre 1994 y 1999. Estudiaron en cada niño su exposición a la acumulación de antígenos que son las sustancias que en cada vacuna inducen al organismo y a su sistema inmune a producir anticuerpos contra las enfermedades que se desean evitar. Encontraron, que el total de antígenos recibidos por las diferentes vacunas hasta los dos años de edad, y el máximo de antígenos recibidos por esos mismos niños en una sola dosis de vacunas combinadas o conjugadas fue la misma en los niños que padecían de autismo y los que no lo padecían.

 Es cierto que el esquema actual de inmunización contiene un gran número de vacunas, si lo comparamos con el usado antes de los años 90. Pero el número máximo de antígenos a que se expone el niño actualmente es de 315, y en el esquema viejo era de varios miles de antígenos. Por ejemplo, la antigua vacuna de células enteras contra la tos ferina producía alrededor de tres mil diferentes anticuerpos y la vacuna acelular actual contra esa misma enfermedad, solo produce un poco más de seis.

Se ha argumentado que el timerosal que es un conservante que se usó en las vacunas, dañaba el sistema nervioso del niño. Lo que no se informó es, que esa sustancia además de no haberse podido relacionar con el autismo, se ha retirado de casi todas las vacunas.

 La medicina basada en la evidencia indica que las vacunas no producen autismo, que lo otro es especulación, que los beneficios de vacunar a nuestros niños superan por mucho los riesgos de no hacerlo. Basta recordar los cientos de miles de niños y adultos muertos o inválidos antes de la vacuna contra la poliomielitis. A solo dos años de la introducción de la vacuna contra el hemophilus influenzae tipo b, se produjo un descenso dramático de los casos de meningitis bacteriana en los niños donde ésta vacuna se está aplicando. Las vacunas, han sido un éxito, y lo seguirán siendo, en la medida en que los padres entiendan que deben seguir vacunando.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo,
Santo Domingo.
República Dominicana




jueves, 16 de mayo de 2013

La Música: Una Verdadera Medicina


Pediatrics, la revista científica oficial de difusión médica de la Academia Americana de Pediatría, publicó on line el15 de abril/2013, una investigación muy interesante, donde se dan a conocer los efectos de la música como terapia en la unidad de cuidados intensivos neonatal. Se realizó un estudio multicéntrico en 272 recién nacidos prematuros de 32 semanas de gestación o menos, clínicamente infectados o con problemas respiratorios.

Los niños, fueron estimulados con música en vivo tres veces por semana por dos semanas, se estudiaron antes, durante y después de la estimulación, y se compararon con otro grupo de niños que no recibieron esa estimulación. La música en vivo produjo cambios en su frecuencia cardiaca la que mejoró cuando los niños oyeron canciones de cuna. Su concentración de oxígeno en sangre se incrementó, la succión, que es un reflejo fundamental para que el recién nacido pueda alimentarse, se hizo más vigorosa, el ritmo respiratorio bajó, el tiempo de alerta mejoró, al igual que los periodos de sueño. Para este estudio que duró dos años en once unidades de cuidados intensivos neonatal, liderado por Joanne Loewy quien es directora del Beth Israel´s Louis Armstrong Center for Music and Medicine de Nueva York, los terapistas de la música ayudaron a los padres a transformar sus canciones favoritas en canciones de cuna.

Thomas Truman director de neonatología y cuidados intensivos pediátricos en Thallahasse Memorial Hospital en Florida, que no participó en éste estudio, dice, “que los bebés a los que se les tocó música y se les cantó, salieron de su unidad neonatal antes que aquellos a quienes no se les ofreció la terapia musical”.

En la unidad de cuidados intensivos, los médicos, las enfermeras, los equipos y monitores, producen mucho ruido, y la música, podría tener un efecto anti estrés para estos niños. Helen Shoemark investigadora musical del Murdoch Childrens Research Institute de Melbourne, Australia afirma, “El ruido daña, mientras que la música sana y es muy importante en el desarrollo cerebral del niño”.

Entonces, podríamos concluir diciendo, que desde hace mucho tiempo, se ha pensado que la música era beneficiosa en el desarrollo físico y psicológico del niño. Y, que con éste estudio, la evidencia indica que es así, que la música, muy particularmente la que se toca y canta en vivo se comporta en el recién nacido sano y especialmente en el enfermo, como una verdadera medicina. Y, si bien es cierto que ésta terapia se está haciendo en  los países más desarrollados, también es cierto, que nosotros podríamos imitarlos. Porque además, es muy barata.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana.



lunes, 13 de mayo de 2013

La Dieta, El Niño Y Las Grasas


En los niveles sociales más altos, hay la tendencia a eliminar las grasas de origen animal de la dieta para lograr una alimentación saludable, incluyendo a los niños. Y, es cierto, debemos enseñar al niño para que aprenda a hacer una alimentación y una vida sana, porque muchas de las enfermedades que padece el adulto, son el producto de los malos hábitos alimenticios aprendidos en la niñez.

Una fuente natural de grasa animal es la leche, entendiéndose, que la mejor leche es la de la propia especie, es decir, la de la vaca para su becerro, la de la gata para sus gatitos y por supuesto, la de la madre para su niño. Pero, cuando la madre deja de amamantar, y una vez que el niño pasa sus primeros años, hay en las sociedades más evolucionadas  la tendencia a sustituir las grasas animales  por otras de origen vegetal, como puede ser la leche de almendras, creyéndose que así, se le está proporcionando al niño una alimentación más saludable.

Existen múltiples razones para consumir leches no animales en el adulto, pero en el niño, ¿cuál es la mejor leche en sus primeros años de crecimiento físico y cerebral?. ¿Debemos restringirle las grasas?. La leche de almendras suele tener menos calorías y una menor concentración de colesterol, lo que es ideal para perder peso y mejorar la salud en el adulto, pero no en el niño. El niño en sus primeros años de vida no debe ser alimentado con una leche baja en grasa, pues ésta es fundamental para asegurarle un buen aporte de energía en un volumen pequeño, tomando en cuenta su capacidad gástrica. Si el niño toma una leche vegetal baja en calorías, tendría que ingerir más del doble de lo que es capaz de almacenar en su estomago, para poder obtener las calorías que necesita en su gran actividad diaria.

En los primeros años de vida, la grasa tiene además, una función estructural ya que provee ácidos grasos y el colesterol necesario para la formación de las membranas celulares en todos los órganos. Y, órganos tan importantes como la retina del ojo y el cerebro, están constituidos fundamentalmente por grasa. Y, gran parte de la grasa necesaria para formar estos tejidos, son los ácidos grasos esenciales que no son sintetizados por el organismo, y que deben ser aportados por la dieta. Muy diferentes son aquellos casos de niños intolerantes a la lactosa o alérgicos a la leche de vaca, donde habrá que buscar otras alternativas que podrían ser las leches vegetales sin lactosa, y  siempre con el aporte necesario de las grasas.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo,
Santo Domingo,
Rerpública Dominicana

lunes, 6 de mayo de 2013

Laringotraqueitis


El Crup o Laringotraqueitis es un motivo de consulta relativamente frecuente en pediatría. Se trata, de una inflamación de la laringe y la tráquea, de ahí su nombre. Se presenta como un estridor inspiratorio que la madre identifica como una “tos perruna”. Su causa principal son los virus respiratorios, aunque puede ser desencadenada por alergias, bacterias o la inhalación de alguna sustancia irritante.

Décadas atrás era frecuente un tipo de Crup de origen bacteriano conocido como epiglotitis, un cuadro clínico severo en un niño agudamente enfermo que además de presentar tos perruna, estaba febril, tóxico y babeando ya que la inflamación le impedía tragar su propia saliva. Con la introducción de la vacuna contra el hemophilus influenzae tipo B, ésta entidad es ya poco frecuente en los países que como el nuestro se aplica dicha vacuna.

De todos modos, ante un Crup o tos perruna, aunque la madre crea que es algo simple y pasajero, como generalmente lo es, debe comunicarlo al pediatra y que sea éste quien decida qué hacer, porque casos de Crup viral, a veces ameritan cuidados especiales.

Como todavía hay sectores de la población que solo están parcialmente vacunados, y aunque la epiglotitis es rara, sería bueno recordar las diferencias clínicas entre ésta y el Crup viral. El Crup viral es más común y tiende a repetirse en un mismo niño, la epiglotitis es de origen bacteriano y el niño luce agudamente enfermo. En ésta, los glóbulos blancos están elevados, en el Crup más bien bajos. El Crup es frecuente en niños desde los tres meses a los tres años de edad, y la epiglotitis se ve generalmente en niños más grandes. El Crup es parte de un síndrome gripal y es de evolución lenta, mientras la epiglotitis es de un origen brusco en un niño agudamente enfermo  con fiebre muy alta. El Crup va a ceder en pocas horas respirando aire húmedo, con nebulizaciones de adrenalina racémica y a veces esteroides, mientras que la epiglotitis precisará de cuidados intensivos, intubación traqueal, antibióticos y otras medidas de soporte.  

Para lograr el desarrollo real en un país, se necesita eliminar las desigualdades, también, de una población instruida y en salud. República Dominicana es signataria de los objetivos de desarrollo del milenio de la ONU para el año 2015, ojalá logremos por lo menos educación primaria universal para ese año. Y, en el aspecto salud, que tengamos la suficiente voluntad política para lograr: Vacunación universal de todos los niños y adultos, lactancia materna para todos nuestros niños y agua corriente en todos los hogares. Es una manera simple de comenzar a buscar el desarrollo. Se puede, porque otros países lo han logrado. De lo contrario, preparémonos para seguir viviendo la cultura de la ignorancia, la enfermedad y la violencia que la desigualdad y el subdesarrollo generan.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana



  

viernes, 3 de mayo de 2013

El Poder Sanador De Un Abrazo


Kyrie y Brielle Jackson fueron dos prematuras nacidas de un embarazo y parto gemelar el 17 de octubre de 1995 en el Massachussets Memorial Hospital de los EE.UU. Ambas tenían pocas probabilidades de vida, tuvieron muy bajo peso al nacer y eran muy pequeñas para su edad de gestación. Sin embargo, Kyrie que fue la primera en salir y la que tuvo un peso ligeramente mayor, se fue recuperando sin mayores problemas.

Brielle entró en fase crítica y comenzó a jadear y su piel se tornó de un color gris azulado, su corazón se aceleró  y su muerte era inminente. La enfermera Gayle Kasparian hacía cuanto podía para reanimarla, pero la bebé seguía muy mal, con una concentración de oxígeno muy baja en su sangre y una frecuencia cardiaca tan alta, que la estaba llevando a un fallo cardiaco y muerte segura. La enfermera en ese instante recordó algo que había leído se hacía en algunos países de Europa, que consistía en poner juntos en una misma incubadora a los recién nacidos de partos múltiples si eran prematuros. Pidió permiso a los padres y violando las reglas del hospital trasladó a Brielle y la colocó junto a su hermana Kyrie. En cuanto la puerta de la incubadora se cerró, Brielle se acurrucó junto a su hermana e instintivamente aquella le echó su brazo encima, la abrazó. En cuestión de minutos, Brielle la que estaba casi muriendo ajustó su ritmo cardiaco y respiratorio a los de su hermana, su coloración de piel empezó a mejorar y su concentración de oxigeno medido en su monitor comenzó a normalizarse. Las niñas prematuras de Massachussets crecieron muy saludables, y quién sabe si aún duermen juntas.

Kyrie que estaba en mejores condiciones de salud solo hizo un pequeño esfuerzo, un pequeño gesto, echar su brazo sobre el cuerpo de su hermana, y esto fue suficiente para salvarle la vida. ¿Cuál de nuestros gestos, cuál de nuestras palabras pueden cambiar la vida de esa persona que nos rodea?, eso nunca lo sabremos. Y, ¿quién no lo necesita?. Por eso, sin ninguna vergüenza, abracemos, a la esposa, al esposo, al hijo, a la madre, al compañero, al amigo. Eso, quizás podría hacer la diferencia.

Porque abrazar es respirar juntos, es poner a ritmo mi corazón con el tuyo, es alegrarme con tu alegría y estar triste con tu tristeza, es sentir que estás ahí, es saber que estamos girando en la misma órbita alrededor del sol. Abrazar ahora es, recordar ese momento de felicidad que sentimos cuando un abrazo nos cambió la vida.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana